Uno nunca piensa que se puede perder… pero a veces pasa… y te encuentras con tus hijos o los acompañantes a tu cargo en medio de la montaña y con cara de no saber qué hacer…
Lo normal es que todo acabe en unas risas, un poco más de cansancio y el aprendizaje de una nueva lección, pero siempre es mejor que no te pase.
La clave para evitar perderse es preparar antes la excursión.
A corto plazo. Leyendo e informándonos sobre qué vamos a ver y por dónde transita. Llevando el material adecuado para seguir la ruta (plano, gps, brújula, etc…) y parándonos o preguntando ante la mínima duda o posibilidad de pérdida.
A largo plazo. La preparación consiste en formación en técnicas de orientación, recopilación de mapas y guías de las zonas que frecuentamos y desarrollo del sentido de orientación tan atrofiado a veces por tanta ayuda tecnológica (que viene muy bien, siempre y cuando nos permita aprender del terreno a la vez que la seguimos).
Orientarte siguiendo las señales de la ruta
Muchas rutas que son senderos balizados de pequeño o gran recorrido, o vías verdes, caminos naturales cuentan con señalización propia para facilitar el seguimiento del sendero.
Si se encuentran bien mantenidos y correctamente señalizados es un juego de niños (nunca mejor dicho, no pierdas la oportunidad de dejarles jugar a seguir las señales) hallar la ruta correcta.
No obstante, no está de más saber por dónde va la ruta y tener un plano de ella. Aunque esté señalizada, pues a veces, la falta de una señal en un cruce puede liarnos una buena jugada.
Orientación con guías y folletos
Muchos senderos tienen folletos interpretativos con un croquis de los principales cruces y una descripción del itinerario.
De algunas páginas web de senderismo podemos obtener también una serie de indicaciones de cómo seguir la ruta, hay quien las lleva impresas, o anotado en un pequeño cuaderno los datos fundamentales de desvíos y accidentes del terreno a encontrar. Esto puede ser suficiente en caminos frecuentados y señalizados en mayor o menor medida.
Orientación con GPS
La navegación por sistema GPS es algo cotidiano que hacemos todos a diario. En la naturaleza cambia un poco respecto al uso en automóvil o como peatón en grandes ciudades. Pero, el principio es el mismo: un grupo de satélites nos facilita nuestra posición y permite ir a puntos concretos (waypoints) o seguir nuestra propia ruta de regreso, o lo que es más útil, seguir las rutas marcados por otros (los denominados tracks).
Para ello debemos contar con un dispositivo gps adecuado para uso en la naturaleza (con más autonomía, más robusto y compacto que los navegadores de automóvil) y utilizarlo de un modo bastante intuitivo en la mayoría de los casos. Debemos tener en cuenta sus limitaciones (falta de cobertura de satélites en algunas zonas y errores de posición de algunos metros, que pueden ser claves en terrenos muy intrincados y con grandes desniveles) y contar con baterías de repuesto para evitar quedarnos tirados en mitad de la marcha.
Hoy es muy común el uso de teléfonos móviles como navegador gps. Aunque un teléfono actual es mejor en prestaciones que algunos dispositivos antiguos. Debemos tener cuidado con la batería y dejando otro móvil como elemento de seguridad apagado para llamar si surge una emergencia.
Nosotros utilizamos la aplicación wikiloc para guardar nuestras rutas y recomendamos su uso para seguir bien sea las nuestras o las de miles de usuarios que utilizan esta aplicación en la naturaleza.
Orientación con plano y brújula
Nuestra recomendación es llevar siempre un mapa de la zona a la que vayamos a ir de excursión y una brújula para poder orientar ese mapa y hallar en él nuestra posición. Es algo que no depende de cobertura, baterías y tecnologías y nos puede sacar de más de un apuro. Además, a los niños les encanta mirar el mapa y saber dónde están y hacia dónde van.
Se escapa a este artículo enseñar a manejar el plano y brújula en profundidad. Recomendamos que todos sepan cómo se representan los accidentes del terreno en un mapa (mediante las curvas de nivel). En caso de empezar a hacer excursiones fuera de sendero, debemos tener claro como orientarnos usando estos dos instrumentos.
Orientación por indicios naturales
La naturaleza nos “marca de alguna forma” los puntos cardinales. Se trata casi de un juego, y a los peques les encanta todo esto, pero puede servir para saber hacia dónde hay que ir en caso de apuro:
- El sol, sale más o menos por el este (exactamente, sólo nace por el este el 21 de marzo y 21 de septiembre, en invierno amanece más al noreste y en verano más al sureste). Está a mediodía (solar) justo en el sur.
- La sombra. Si plantamos un palo vertical y en el extremo de su sombra trazamos un punto, esperando un cuarto de hora, veremos que la sombra tiene su final en otro punto. La unión de estos puntos traza la línea este – oeste (siendo el este el segundo punto).
- Las estrellas. En el hemisferio norte la estrella polar se encuentra justo encima de la vertical del imaginario eje de rotación de la Tierra, por lo que señala siempre el norte. Para hallarla debemos buscar la osa mayor y desde la parte trasera del “carro” unir las dos estrellas que lo forman para trazar una línea imaginaria que más o menos a cinco veces su distancia nos llevará a la estrella polar. También se puede encontrar a partir de la constelación Casiopea.
- La luna. Dice el refrán: cuarto creciente panza a poniente (oeste), cuarto menguante panza a levante (este). La luna llena está a las 12 de la noche en el norte.
- Hay mucha más nieve en las laderas orientadas al norte y persiste durante más tiempo.
- Musgo en las rocas y árboles orientados al norte.
- Mayor crecimiento de los anillos de los árboles hacia el sur y si están aislados sus ramas se desarrollan más hacia el sur (todo esto en el hemisferio norte).
- Madrigueras de los animales o insectos, apertura hacia el sur.
- Iglesias antiguas de cruz latina, el altar mira al este.
Esperamos que estos consejos os sean de ayuda y no os perdáis nunca en el campo o en la montaña. Pero y vosotros, ¿Cómo os orientáis? ¿Utilizáis estos u otros medios?
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