Los piquitos de Valdesangil son una cadena montañosa de menor envergadura que la Sierra de Béjar, pero sus peculiares y veleidosas formas graníticas, convierten esta ruta en un recorrido ideal para ir con niños.
Se puede decir que los Picos de Valdesangil son el hermano menor de la Sierra de Béjar. A pesar de contar con la cumbre de Cabeza Gorda con una altitud, nada despreciable, de 1.523 m, se queda lejos, de los 2.429 m del Canchal de la Ceja.
Aun así, es un paraje interesante y con un gran atractivo que se puede recorrer en familia y que hará las delicias de los más pequeños de la casa. Decimos esto, porque las grandes rocas graníticas de los canchales son cómo un parque de aventuras para ellos.
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Cómo llegar a Valdesangil
Valdesangil es una pedanía de Béjar (Salamanca), ubicada a tan solo 5 km de esta localidad. Si nos desplazamos desde la capital charra, tenemos que coger la autovía A-66, dirección Plasencia. En la salida 410 abandonamos la vía principal y cogemos el Camino de Valdesangil. Una carretera estrecha, pero asfaltada, que nos lleva hasta el pueblo.
Aparcar en la villa no es complicado, podemos estacionar en las inmediaciones de la iglesia o cerca del ayuntamiento.
Itinerario de la Ruta de los Piquitos de Valdesangil
Esta excursión en la Sierra de Béjar, comienza y finaliza en Valdesangil, y aunque no está señalizada, seguir el trazado no tiene una gran dificultad, debido a que cuenta con numerosos hitos que marcan el camino.
Dicho esto, partimos del pueblo, en dirección oeste, siguiendo las señales blancas y amarillas de la “Ruta de las Pedanías, PR-SA 40”. Pasaremos junto a un gran cartel con información detallada de este sendero y proseguiremos por un camino de amplias fincas en la que suele haber ganado pastando.
Si nos fijamos, a nuestra derecha hay unos grandes montículos de rocas ovaladas, son los piquitos de Valdesangil. Para dirigirnos hacia este destino, superadas las últimas casas, tenemos que girar a la derecha, abandonando el PR-SA 40. A esta altura, hay que abrir y cerrar a nuestro paso una portezuela de color verde. Saldremos a una pradera, donde tenemos que coger el trazado que tiene sentido ascendente y que gira ligeramente hacia la derecha.
Sólo unos pasos más adelante, tenemos una nueva portilla con la inscripción Up 149. Igual que con la anterior, hay que abrir y cerrar la verja, para impedir que el ganado abandone la finca.
Proseguiremos nuestro camino, que ahora no tiene pérdida, ya que asciende por un camino agrícola amplio. Pasaremos junto a una fuente, donde podemos reponer las existencias de agua y hacer un pequeño receso. Retomaremos el ascenso por esta vía principal, obviando un trazado que parte por la izquierda.
Tras un zigzag pronunciado, la pista está menos marcada, pero se sigue perfectamente el itinerario. Alcanzaremos un pequeño collado desde el que tenemos unas panorámicas espléndidas de toda la Sierra de Béjar. A esta altura, la ruta gira en dirección norte, y prosigue hacia los Piquitos de Valdesangil.
Ahora tenemos que ir atentos, porque vamos a abandonar el camino que llevamos para adentrarnos en un sendero que parte por la derecha. No es difícil identificar la senda porque hay numerosos hitos de piedra marcando el rumbo.
Los piquitos: un archipiélago de formas irregulares
Vamos a adentrarnos en la parte más bonita de la ruta, en el paraje de Piquitos. Aquí, el sendero va entre islas de rocas graníticas moldeadas por la erosión diferencial con formas caprichosas.
La senda no tiene dificultad, puesto que, discurre por el canchal sin grandes desniveles. Pero a los niños, les llama mucho la atención las oquedades, los pasadizos, las cumbres redondeadas… de forma que, nosotros tuvimos que salirnos del sendero y subir y bajar un poco por las rocas.
Es una actividad divertida, pero que debe ser supervisada por un adulto porque no deja de ser un terreno irregular, susceptible de caídas accidentales. En nuestro avance llegamos hasta una pared de piedra que tiene en su parte superior una alambrada. Avanzaremos paralelos a este muro durante unos metros hasta alcanzar la zona del Puerto del Valle. Aquí hay un paso en la pared que permite pasar al otro lado para continuar la integral hacia la cumbre de Cabeza Gorda.
Retorno por el valle de Valdesangil
En nuestro caso, debido a que vamos con niños pequeños, desechamos esta opción y en su lugar, descenderemos por el valle de Valdesangil. Por tanto, a la misma altura del paso en el muro de piedra, giramos a la derecha, siguiendo los hitos que ahora son más escasos, pero que, aun así, nos guían con un descenso cómodo por la vaguada.
Al final de la hondonada hay que cruzar una portilla para salir a un camino que finaliza en una agradable pradera. Desde aquí tenemos una panorámica espléndida del Cancho Bermejo. Un paraje muy apreciado por escaladores y amantes del búlder (escalada en bloque) por ser una zona con varias vías de escalada deportiva.
Solo resta cruzar una nueva portilla de color verde y seguir el camino de tierra hasta el pueblo de Valdesangil.
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