Hoya Moros es un espacio natural de gran belleza, enclavado en la Sierra de Béjar. Aquí nace el Río Cuerpo de Hombre a los pies de las excepcionales cumbres de Los Hermanitos.
Una de las cosas a las que hay que renunciar cuando los niños son pequeños es a vivaquear. La experiencia de dormir al raso con las estrellas como únicas compañeras, no es apta para bebes o pequeños exploradores. Pero, a partir de los 3-4 años, se puede comenzar con esta vivencia.
No os vamos a mentir, no es sencillo. La mochila deja de ser ligera para dar paso a cosas tan imprescindibles como un peluche o un juguete. Y las primeras veces, al menos, hay que llevar tienda de campaña. Nosotros comenzamos a realizar este tipo de actividades cuando los niños tenían 4 y 5 años, y fue a un destino cercano al que os vamos a detallar: Las Lagunas del Trampal.
Pero, en esta ocasión vamos a ir hasta el Circo de Hoya Moros. Este emplazamiento de la Sierra de Béjar es menos conocido que el Trampal, el Canchal de la Ceja o la Cuerda del Calvitero. Pero no por ello, menos hermoso.
No es necesario pernoctar en la zona, si no se quiere, porque no está excesivamente lejos, aun yendo con niños. Por tanto, puede ser una excursión de un día si se realiza con menores acostumbrados a caminar por montaña.
Pero, si decidimos pernoctar hay que tener en cuenta que Hoya Moros es un enclave especial. Es necesario respetar los senderos, hacer un uso responsable del río y está prohibido acampar. Por tanto, la única opción es vivaquear.
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Cómo llegar a Hoya Moros por la Senda de los Escaladores
La ruta comienza en la Plataforma de El Travieso (alt: 1.855 m), ubicado a 11 km de Candelario (Salamanca). El ascenso es cómodo por una carretera de montaña asfaltada, que no implica ninguna dificultad. Las vistas desde el aparcamiento ya van a merecer la pena.
Se puede llegar a Hoya Moros desde varios puntos. Es posible partir de El travieso y subir hasta el Canchal de la Ceja y luego dirigirse al circo glaciar. También es factible comenzar en La Dehesa, o incluso, desde el propio pueblo de Candelario.
Nosotros decidimos seguir el trazado de la Senda de los Escaladores. Se denomina así, porque es el camino que siguen los escaladores y amantes del Boulder para llegar hasta una de las zonas de escalada más emblemáticas de Salamanca y del país.
Itinerario de la ruta
Una vez aparcado el vehículo, en la plataforma del Travieso, nos dirigimos hacia el fondo del aparcamiento. Debemos fijarnos en los senderos que parte por la izquierda, cogeremos el último. El inicio está como a unos 10-15 metros del final del parking y está señalizado por un hito de piedra.
Una vez que se localiza este acceso, el camino no tiene pérdida. Aunque no está balizado, el trazado es muy claro y señalizado por hitos cada pocos metros. Iremos ganando altura y girando ligeramente hacia la derecha para remontar el primer desnivel de unos 100 m.
Una vez superada esta pendiente de El Travieso, el camino no presenta grandes desniveles. Siguiendo la orografía de la Sierra de Béjar, giraremos en dirección sureste hacia la garganta del Hornillo, a cuya altura, sortearemos un pequeño arroyo que desciende por la vaguada. A partir de este momento, caminaremos en dirección sur por El Quemal. — Si nos fijamos por encima tenemos la Cuerda del Calvitero —.
Este tramo no presenta grandes dificultades, pero el terreno es montañoso y discurre por piornos y vegetación baja que hace que no sea cómodo para los niños. Pero a pesar de esto, no vamos a tener que prestarles ayuda, excepto al llegar a un canchal de bloques grandes que marca el comienzo de un nuevo ascenso. Para superar este módulo de piedras, es mejor acometerlo por la izquierda, y hay que tener en cuenta que es más sencillo subir que bajar. Pero no os preocupéis, los niños van a superar, e incluso, disfrutar trepando por las rocas.
Superado este collado, continuamos por la Loma de la Culebrilla. Si nos fijamos a nuestra izquierda, seguramente veremos otros senderistas disfrutando de la montaña. Estos caminantes han elegido ir hasta el Canchal de la Ceja, otra ruta emblemática de la Sierra de Béjar.
Cuando alcancemos una llanura con grandes hitos de piedra marcando el camino, tenemos que comenzar a descender hacia el Circo glaciar de Hoya Moros. Tomaremos como referencia los Dos Hermanitos. Dos picos espectaculares que presiden el Circo.
Al ir descendiendo hacia las praderas de Hoya Moros, pasaremos junto a las pozas de Venero Frío. Una sucesión de hoyas horadadas por la acción del agua y la nieve, que nos acompañan hasta la altura del antiguo refugio de Hoya Moros.
Una vez en la cabecera del valle glacial, nos daremos cuenta de la magnitud del paisaje que nos rodea. Además de las grandes cimas de Los Hermanitos, Las Agujas o el Torreón, observaremos grandes bloques erráticos y morreras herencia del glaciarismo cuaternario.
Las praderas de Hoya Moros invitan a disfrutar de la naturaleza y de las frescas aguas del Río Cuerpo de Hombre que nace a los pies de Los Hermanitos. Pero también, os recomendamos explorar la zona. Cada rincón guarda un secreto: cuevas, meandros, pozas, caos de piedra, lagunas… Una maravilla de la naturaleza que, para poder disfrutarla en toda su dimensión, lo más recomendable es pernoctar en la zona y disfrutar de cada momento. El entorno lo merece, y si nunca habéis vivaqueado en plena naturaleza, esta es vuestra oportunidad. No os arrepentiréis.
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