Anteriormente, hemos publicado “10 claves para el éxito en una excursión con niños”, pero muchas veces cometemos errores que se podrían evitar.
Por eso, pensamos que requieren nuestro análisis, y así, servir como pauta a evitar cuando salgamos de viaje con nuestros hijos.
Errores más frecuentes al salir al campo con niños
Los errores más frecuentes que nosotros hemos cometido, o que hemos observado que se repiten de manera recurrente son:
Tener prisa o fijar una hora para acabar la ruta
Muchas veces, queremos imponer nuestro propio ritmo porque tenemos que llegar al final de la ruta en un periodo de tiempo determinado, porque tenemos reservada una comida en un restaurante, porque no llegamos a ver un partido de fútbol en la tele… y no nos damos cuenta que, el ritmo del niño es muchas veces, por no decir que siempre, distinto al nuestro.
Esta prisa, también la tenemos a veces en el día a día: prisa porque crezcan, mejoren, evolucionen y puedan hacer cosas cada vez más complicadas.
Vivimos en una sociedad tan competitiva, que, sin darnos cuenta, llevamos esta competitividad también al tiempo de ocio de los niños.
No preparar la ruta, ir a la aventura
Uno de los errores más frecuentes al salir al campo con niños es no preparar el recorrido. Total , como vamos con niños, ya con salir al campo vale, cualquier cosa les entretiene…
Esto es un error muy habitual, y es precisamente, cuando se va con niños al campo cuando más hay que preparar el recorrido, porque en cualquier momento hay que abandonar la excursión o puede surgir algún incidente.
Además, para que no se aburran hay que ir motivándoles constantemente con juegos, canciones, historias…
Proyectarnos en ellos
Pretender que nuestros hijos sean una copia mejorada de nosotros mismos y negarles su propia identidad.
Un error muy común, es pretender que les gusta lo mismo que nos gusta a nosotros.
Ir con el chip cambiado: mente y ojos de mayor
Pensar que con ver el paisaje y disfrutar del campo los niños tienen bastante.
Dar por hecho, que tienen una capacidad de esfuerzo continuado y van a caminar, sin protestar, esperando como única recompensa, acabar la ruta.
Proponerse metas ambiciosas
Nuestros hijos son únicos, y como únicos, van a su ritmo en crecimiento y desarrollo.
Proponer metas fuera de su alcance, provoca la frustración de todos, e incluso puede provocar peligros (agotamiento, accidentes…)
Dejar a los niños solos, ya se entretienen por sí mismos
Sí que es cierto, que si va más de un niño se lo suelen pasar mejor: juegan y caminan juntos.
Pero hay que estar siempre pendiente de ellos, no olvidemos que estamos en un entorno natural, y a veces, agreste.
Por tanto, es mejor prevenir los problemas antes de que ocurran. Autonomía sí, pero con un ojo puesto en ellos…
Perder los nervios
En muchas ocasiones, los niños interpretan que todo vale en el campo, debido a que las normas se relajan: se pueden mojar, ensuciar, trepar a un árbol…
Debemos tener paciencia y fijar unos límites, para que la situación no se nos vaya de las manos., mejor antes y como juego que después y como bronca.
Sobreprotegerles, agobiarles
La naturaleza debe ser un ámbito de libertad y crecimiento. No les vamos a dejar hacer todo lo que quieran, pero tampoco conviene tener un seguimiento constante y cercano, advirtiendo de todo lo que puede pasarles…
Acabaremos logrando que no quieran ir a un lugar, donde hay múltiples posibilidades de diversión, pero no se les permite disfrutar de ellas.
Sobreabrigarles
Todos sabemos que los niños nunca tienen frío. Y hay que tener en cuenta, que cuando salimos al campo, ellos no solo caminan a un ritmo constante, sino que corren, saltan, trepan…por tanto, hay que adaptar la ropa a la actividad que están realizando.
Comparar con otros
Como ya hemos dicho, la competitividad está tan arraigada que la extrapolamos a los momentos de ocio. Las comparaciones debemos evitarlas en cualquier ámbito de nuestra vida, y más, con los niños. Nuestros hijos nunca van a ser Kilian Jornet, son nuestros hijos, únicos e inigualables.
No llevar alternativas que ofrecer, en cuanto a qué hacer cuando se aburren
En alguna ocasión, hemos comentado que los niños no se casan se aburren, por tanto, hay que ofrecerles estímulos constantes para que esto no ocurra.
No llevar comida adecuada, no hidratar o alimentar a tiempo
Es muy importante ser previsores con este tema. Es mejor llevar comida y agua de más, aunque pese, que finalizar una ruta deshidratados.
Y también, es importante mantener los horarios de comida de los niños, sobre todo si son pequeños. Es mejor comer sentados en el camino, que dos horas más tarde, en el área recreativa.
Expectativas demasiado altas o viajes con una importante inversión de dinero
Si vamos de viaje a un país lejano - ¿Cómo no vamos a llegar a ver esto, o lo otro? – Si no lo vemos ahora, ya no los vamos a ver.
Pues si vamos con niños, hay que poner expectativas mínimas. Seguramente, hay que renunciar a ver ese museo o esa catedral, que nos hacía tanta ilusión. O no podamos ascender a la cima de la montaña para ver las vistas, porque tengamos que ir al parque con los niños o porque prefieran tomar un helado sentados en un banco.
No tener equipo adecuado para el niño
Total, son niños, pueden ir en playeras, o en vaqueros….
Si nosotros no estamos cómodos, caminando por la montaña con unas deportivas y una chaqueta vaquera, ellos tampoco. Hay que invertir dinero en el equipamiento del niño, aunque ya sabemos, que crecen muy deprisa.
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