Vivimos inmersos en una sociedad en la que el ocio para los más pequeños va siempre ligado al consumo y gasto, con la premisa cuanto más caro mejor es la experiencia. No podemos estar más en contra de este tipo de ocio, por ello os brindamos una serie de experiencias en la naturaleza que como educadores podemos ofrecer a nuestros hijos por muy poco dinero y muchas de ellas gratis. Hartos de ver listas de parques temáticos o experiencias de lujo os dejamos nuestra particular selección de Experiencias en la naturaleza que un niño debería vivir antes de los 10 años.
1. Jugar, pisar y deslizarse por la nieve
Cada vez es menos frecuente que nieve a menudo en nuestras ciudades, pero no por ello deja de fascinar a los niños. Ver caer la nieve, sentirla crujir al pisarla, maravillarse por sus cambios de tacto y disfrutar al deslizarse por ella, es toda una experiencia en la naturaleza para los más pequeños de la casa.
2. Entrar en una cueva y explorarla
El mundo subterráneo es una fuente inagotable de sorpresas, con formaciones, salas, dificultades para progresar, agua por todas partes. Entrar en una cavidad con tu propia luz te da la sensación de explorar el mundo desconocido, de ser un auténtico aventurero.
3. Sentir la fuerza del mar en los acantilados
Pocas cosas nos hacen sentir más pequeños que ver la fuerza de las olas desde lo alto de los acantilados. La manifestación de la enorme energía de la naturaleza nos da una dimensión de nuestra pequeñez y de lo incautos que somos a veces creyéndonos dominarla.
4. Bucear y observar el fondo marino
La sorpresa que uno experimenta al descubrir el paisaje submarino, al bucear entre peces de colores, es vivida con una intensidad enorme por parte de los niños. No hace falta hacerlo con equipo, simplemente un tubo y unas gafas, y elegir la zona adecuada será suficiente.
5. Trepar a lo alto de un árbol o de un risco
La sensación de escalar o trepar a una zona elevada, la satisfacción de llegar a lo alto y la precaución de bajar por donde pareció más fácil subir; es una enseñanza de superación, de esfuerzo y de autocontrol. Con el debido control de los riesgos permite disfrutar de una experiencia en la naturaleza inolvidable.
6. Subir a una montaña con vistas
El ascender a una cumbre, aunque sea de una altura modesta, siempre y cuando destaque respecto a su entorno, es una experiencia muy positiva. Permite valorar el esfuerzo, la persistencia, la superación y la recompensa tras el impulso de la subida. Otorga la posibilidad de descubrir nuevas metas, disfrutar de inmejorables panorámicas y del compañerismo en todas las etapas…
7. Ver un mar de nubes
Otra de las experiencias en la naturaleza que encantan a los niños, y les sorprenden, les hacen pensar y les cambian su modo de ver el mundo, es contemplar un mar de nubes… El verse por encima de las nubes que siempre suelen estar en lo más alto, que parezcan de algodón, que dan la sensación de poder caminar sobre ellas… es una vivencia única.
8. Ver atardecer en contacto con la naturaleza
Contemplar con toda la calma del mundo desde una playa, un collado, una cumbre… los cambios de tonalidad que va adquiriendo el cielo y las nubes hasta que la luz comienza a desaparecer. Ver el ocaso del sol poco a poco en el horizonte. Explicar que somos nosotros los que giramos alrededor del sol, y a su vez, sobre nosotros mismos. Comprobar que todo tiene otro color, según la luz que lo ilumine, es una experiencia que nunca nos cansamos de repetir.
9. Dormir bajo las estrellas en el campo
El espectáculo del cielo nocturno, lejos de las grandes ciudades, es una lección que nadie debe perderse. Nos da una lección de nuestra mínima realidad en este infinito universo. Tras el atardecer, la aparición de las estrellas, comprobar que son muchas más de las que normalmente vemos y dormirse con su única luz (si puede ser tras una pequeña historia con nombres de las más importantes), es una enseñanza que nunca se olvida. El sentirse sin techo, en medio de la naturaleza, es también un aprendizaje sobre controlar miedos, sobre qué necesitamos para ser felices y qué es lo importante.
10. Caminar por el campo a la luz de la luna llena
Sólo quien ha disfrutado de caminar bajo la luz de la luna llena, sabe de la magia que esto tiene. Si pudiera hacerse por terreno nevado, sería ya ideal, pero con niños es más sencillo buscar un camino despejado, sin ninguna dificultad importante, y que atraviese zonas de árboles de vez en cuando.
11. Observar el arco iris tras una tormenta
La experiencia de que: “después de la tormenta, sale el sol”, es una enseñanza de la vida. Y, si tenéis la suerte de que, con todo mojado, podéis contemplar el arco iris, los peques aprenderán a ver el lado positivo de las cosas y a relativizar las dificultades.
12. Refrescarse con el vapor de agua de una gran cascada
El estruendo de una gran cascada y la nube de gotitas que levanta, es otra de las experiencias en la naturaleza que impresionan a los niños. Si tenéis suerte además podréis ver un arco iris.
13. Enterrarse entre las hojas en otoño
La estación del color nos deja una alfombra de hojas que permite a los niños jugar a hacer colchones y saltar sobre ellas, esconderse, lanzarlas y disfrazarse con éstas. En nuestros pueblos y ciudades son con frecuencia recogidas casi a diario, por lo que, una salida al campo es la oportunidad perfecta para que disfruten de esta experiencia.
14. Deslizarse por un tobogán de agua natural
En nuestros pueblos y ciudades tenemos parques donde los niños disfrutan de lo lindo, pero, tanto los columpios como toboganes, podemos encontrarlos en el medio natural. En verano en los ríos es fácil hallar alguna pequeña cascada o rápido sin piedras donde podamos dejar a los niños disfrutar de los toboganes, las pozas, los jacuzzis naturales…. Claro, está, extremando la precaución, y siempre bajando un adulto antes para comprobarlo.
15. Bañarse en una poza de agua termal
La actividad anterior tiene el inconveniente de que el agua suele estar bastante fría en los ríos de montaña, incluso en verano. Si encontramos una zona de aguas termales, que hay varias en nuestro país. Veréis la cara de sorpresa de los niños, cómo entienden enseguida que el agua se calienta en el interior de la Tierra, y la única dificultad será convencerlos para salir de allí.
16. Dar un paseo montado a caballo
El superar el miedo inicial a montarse en un caballo, y el dar un paseo por el campo es otra vivencia que marcará a los más pequeños. Todos tienen experiencias de vehículos artificiales como coches, trenes, autobuses, bicicletas… El sentirse a lomos de un ser vivo mucho mayor, el ir conduciéndolo poco a poco y confiando en él, será una lección de respeto y cuidado hacia los animales.
17. Ver amanecer en un lago que actúe como un espejo
La quietud de las aguas de un lago al amanecer reflejando el paisaje circundante es una experiencia en la naturaleza que marca nuestras retinas para siempre. Hasta el más movido, se queda relajado observando este espectáculo y queriendo conservarlo como un tesoro a cuidar.
18. Encontrarse con animales en su entorno
Si algo encanta a los niños es encontrarse con animales “no domésticos” (por no decir salvajes) en su propio entorno. La necesidad de avanzar en silencio y con cuidado si quieres verlos, el imperativo de respetarlos y no molestarlos para poder disfrutar de ellos, la comprensión de su hábitat y costumbres son lecciones de valor incalculable.
19. Beber agua fresca directamente de un manantial, alimentarse de frutas silvestres
El valorar las pequeñas cosas es una lección que es muy importante. El calmar la sed con el agua fresca de una fuente tras sentir sed, el saborear las fresas silvestres, los arándanos, las moras… hace que miremos la naturaleza con otros ojos… como la fuente de nuestro bienestar y el garante de nuestra supervivencia.
20. Observar las pequeñas maravillas de la naturaleza
Siempre hay una cosa nueva qué ver y descubrir en cada salida al campo y que debemos intentar que nuestros hijos aprendan a descubrirlas por sí solos. Cuando un niño se sorprende por las gotas de rocío en las telarañas, cuando se para a ver las hormigas como cargan con los granos (en vez de pisarlas), cuando en lugar de querer atrapar a la lagartija la observa con detenimiento camuflada entre las rocas… habrá aprendido a ver la maravilla de los pequeños detalles que hay en cada rincón natural.
Más experiencias en la naturaleza con niños
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